30 de enero de 2012

El camino más corto

Hace poco alguien me preguntó los motivos por los cuales intento ser tan positivo. Que no lo entendía. Quería saber para qué servía eso de centrarse en los talentos de uno mismo. "A mi siempre me han enseñado que hay que conocer los defectos que tenemos e intentar corregirlos", me dijo.

Así que le conté la siguiente historia:

"Tú quieres viajar desde Amsterdam hasta Berlín. Y el camino más corto es una línea recta." Y dibujé en una pizarra blanca de oficina dos puntos y una recta que los unía.

"Claro, que existen otras ciudades. No están exactamente en el camino. Podrías pasar por Munich. O por París. O por Roma. Parecen interesantes. Aunque es cierto que te harán llegar más tarde." Y nos paramos un rato a visualizar juntos ese mapa imaginario que yo había dibujado en la pizarra.


"Pues en esta historia Amsterdam representa tu situación actual. Lo que eres, lo que piensas, lo que haces. Y Berlín hacia donde quieres llegar. Tus sueños, tus ilusiones, tus metas."

"Y todas las ciudades que encuentras por el camino son tus miedos y tus defectos."

"Y tú puedes elegir" - le dije - "si quieres centrarte en las cosas positivas, en todo aquello que te acerca a tu objetivo, en aquello que te conduce a tus sueños y aquello que te hace brillar. O si por el contrario prefieres desviarte y visitar tus miedos, tus defectos y las cosas negativas." 

"Claro que es bueno conocer nuestros defectos, como parte de conocernos a nosotros mismos.  Porque sabemos que los defectos intentarán desviarnos o frenarnos. Pero toda la energía que inviertas en corregir tus defectos, no la estarás invirtiendo en potenciar tus virtudes."

"Y por eso cada mañana, cuando te mires en el espejo, puedes elegir si quieres ver a alguien camino de sus sueños o alguien parándose en sus defectos. Si quieres llevar a la oficina a alguien que va camino de sus metas o a alguien que está anclado en sus miedos. Si quieres sonreir o si prefieres ir serio. Si quieres ser positivo o no serlo. Depende de ti. De nadie más."

"En mis cincuenta años nadie me había dicho nada parecido. Y creo que ahora lo entiendo." Me dijo. Y me estrechó la mano, con una sonrisa que me costará tiempo olvidar.

Atrévete a brillar...por el camino más corto

NOTA: Esta conversación sucedió en la realidad, tal y como os la he contado, el día 26 de enero de 2012, en la ciudad holandesa de Drachten. Así mismo, recomiendo visitar todas las ciudades mencionadas en este post.

2 comentarios:

  1. tienen suerte tus compañeros de trabajo de tenerte cerca..y ojala todos respondamos siempre como ese alguien que te dio la mano...

    un besote

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  2. La suerte no es de ellos, sino mía. Porque aprendo con ellos cada día. De la misma forma que aprendo contigo Inma.
    :)

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